Aunque el franquismo empezó a estructurar las órganos y legislaciones de censura ya antes del fin de la guerra, hasta 1963 no publicó unos criterios específicos de elementos prohibidos. Por eso, el documento que con más fidelidad refleja los principios de la censura del Eros en el primer franquismo es una conferencia del censor de guiones Francisco Ortiz Muñoz de 1946, en la que hablaba de su trabajo tomando como referencia el código Hays hollywoodiense y la carta encíclica Vigilanti Cura (1936), de Pío XI. Según Ortiz Muñoz, la censura española debe regirse por los principios morales del catolicismo, y a ellos se atiene en una cruzada para defender el matrimonio heterosexual y la familia, condenando los amores ilícitos, las escenas pasionales, los desnudos y, en general, cualquier historia que celebrara el deseo. Así se mantienen la pureza de la nación y de la mujer, reducida a la figura de la esposa y la madre.
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