En la actuación de Isa Miranda había una dosis de pathos romántico según el molde de estrellas de Hollywood como Greta Garbo. Su figura vislumbra hacia atrás la idea de la diva mientras incorpora un sentido de chica común. Miranda interpretó la belleza ordinaria que causa estragos en los que la rodean y que se pierde en los intersticios y mecanismos de la cultura de masas. A lo largo de su carrera, y muchas décadas después de su debut, la prensa se seguiría refiriendo a ella como “la Garbo de estilo italiano”, “Nuestra Garbo” o la “Marlene Dietrich” italiana. Su imagen, en ese sentido, siempre siguió la de las estrellas más grandes.