La propuesta erótica de Anna Magnani gira alrededor de una técnica performativa de corte realista y gestualidad barroca, orientada hacia personajes femeninos de psicología compleja trazados por la actriz desde su dimensión más física y corporal. Esta aptitud para la performance orgánica, así como el talento para eludir lo sexual desde el humor y la comedia, hacen de su propuesta transgresora y elocuente una de las más sutiles y menos llamativas para la censura. Ante todo, los personajes de Anna Magnani son mujeres que gozan la expereniencia -cómica, trágica o erótica- en primera persona. Primadonna del neorrealismo italiano, de estrellato sui generis y esencia teatral, Anna Magnani plantea un divismo fuera de época en el panorama de la Italia fascista y también una de las propuestas performativas más perdurables en cuanto a los intereses el cine moderno.